La procesión del Encuentro se hacía el domingo de Resurrección, antes y después de la guerra de 1936 y muchos la recuerdan cuando antes de 1951 estaba como cura párroco D. Félix Herranz Cecilia (de 1941 hasta 1951) y a partir de este año, D. Pedro García Martín, que estuvo hasta 1963. La «Procesión del Encuentro», era como dos procesiones que discurrían, la una con  Jesús, que lo portaban los hombres y niños e iba desde la iglesia hasta la plaza del pueblo por la calle de la Fuente y la otra que desde la parroquia iba por la calle de la Iglesia hasta la plaza y las mujeres y niñas llevaban a la Virgen, y en ésta las acompañaba el párroco.                 

La Virgen iba tocada con un manto negro en señal de luto y cuando llegaban los dos cortejos a la plaza, se paraban y se hacían tres reverencias, además de bajar las andas haciendo a modo de saludo; se daban unas palmadas y después de avanzar unos pocos pasos para acercarse la una a la otra, se volvían a hacer nuevas reverencias, así hasta que se producía el encuentro de las dos imágenes, y entonces se retiraba el manto a la Virgen y se tiraban caramelos, marchando a continuación todos juntos hasta la iglesia. El acto era muy emotivo y muchas mujeres, adultas y jóvenes, no podían aguantar la emoción y rompían a llorar.           

En el documento fotográfico se distingue entre otros y en primer plano a la izquierda a Ricardo Segovia Aparicio con bigote, a su lado y llevando un anda se ve a Vidal Sanz y en el otro anda se encuentra Ángel Balandín Segovia. En segundo plano, a la izquierda se distingue a Eduardo Balandín López con las manos en los bolsillos y a Marciano Miguel González a su izquierda y con abrigo claro. Casi tapado por Ricardo se ve a Fernando Maroñas Hernán, y entre Ricardo y Vidal se distingue con la cabeza agachada y calvo al que fue zapatero en el pueblo, Gregorio de Miguel Sancho.

En la parte de la derecha, con la Virgen, se puede ver el cortejo de las mujeres bajando por la calle de la Iglesia, a la altura de donde estaba el prado Mesón (se aprecian los troncos de los álamos y el pajar de Julio Morato Lázaro) y en ella se ve al párroco D. Félix y la imagen de la Virgen llevada por mujeres, y nótese que no hay ningún varón exceptuando al Sr. cura y un monaguillo que iba vestido a la antigua usanza y se puede apreciar el manto negro con el que iba tocada la Virgen.       

Ese manto, en esta ocasión, como en otras muchas, era una mantilla negra que pertenecía a Juana Segovia  Bordón, la que usó el día de su boda con Críspulo Eugenio González Maure, según me contó su hija Alicia. Llevando las andas, se ve a la izquierda de la foto a Mary Cruz Martín Pérez (la hija del Sr. Alejandro el del Almacén) y detrás se ve a Teresa Martínez, y a la derecha Daniela Morato Balandín (esposa de Cele).                                                                                                   

En Castilla esta procesión estaba muy arraigada y se celebraba con una imagen de la Virgen y otra del Cristo Resucitado, pero como en el pueblo no había ninguna imagen del Cristo, se celebraba con una del Niño Jesús, y es una pena que ya no se celebre y duerma en el olvido.

Por Antonio Zárate