En esta parte de la historia de Moralzarzal que pretendo exponer, despachaba vino y aguardiente un tabernero, del que vamos a hacer una brevísima crónica seguidamente, como consecuencia de lo que he visto en un libro que trata de la Inquisición Española, y de un tabernero que, acompañado de tres carreteros, iban a Navalcarnero a por vino, pero vamos a situarnos en el tema y en su tiempo. y es En el siglo XVI, el Santo Oficio perseguía la creencia de que la simple fornicación no era pecado mortal y en nuestro pueblo se dio un caso del que se ha podido sacar una información muy valiosa para nuestra historia local.
En las zonas rurales, cuando las gentes discutían sobre la fornicación, por lo general se pedía la opinión del Sr. cura, y se decía “vamos al cura, que lo diga, para que lo creyesen”, y el cura decía que era pecado y las gentes acataban lo dicho por el cura, y la licitud de la simple fornicación nunca había sido admitida unánimemente.
El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, o simplemente Inquisición Española, era la institución fundada por los Reyes Católicos en el siglo XV para velar en su Reino por la ortodoxia católica, y en el libro de Bartolomé Benassar, profesor emérito de Historia Contemporánea en la Universidad de Toulouse, LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA, se hace mención en el apartado de “La Simple Fornicación” del capítulo 9 que trata del “MODELO SEXUAL.- DEFENSA DEL MATRIMONIO CRISTIANO”, y se lee: Escuchemos a Juan Montero tabernero de Moralzarzal. “Por el domingo de Lázaro, que agora pasó, dos días más o menos, yendo este testigo por vino camino de Navalcarnero, con dos carros, toparon, dos mujeres, y las llevó Andres Benito en su carro … “
Sigue Bartolomé Benassar diciendo: Dos mujeres desconocidas solas en el camino: no hay que preguntarles su oficio. En resumen, hace el amor con ellas. Y continúa: “Después que volvieron al Moral, se adelantó Pablo de Salamanca, y dixo a su muger de este testigo que le regalase bien a este, que lo avía menester porque abía andado con unas mugeres. Y después, quando este llegó a su casa … llegaron allí también muchas personas … que debían ser más de veynte, e començaron a dar matraca a este de como, teniendo la muger que tenía se yva con otras … “
Por aquel tiempo había discusiones sobre el comportamiento sexual y normas sobre ciertas posturas que la comunidad se encarga de hacer respetar y continúa con: “Este dixo que lo había hecho como hombre de bien, porque ya se lo avía pagado, y la avía dada un real, y que pagandoleso no era pecado.” Y luego Phelipe de Salamanca dixo: “mirad lo que deçis, que es muy mal dicho.»
Con tantos dimes y diretes, finalmente llegó a oídos del Sr. cura y se dijo, dejémosle hablar. El asunto se extiende por todo el pueblo y se discute hasta en las poblaciones vecinas, dice Bartolomé Benassar, y llega a oídos del cura del pueblo y sacamos de consecuencia, que hacia la cuarta parte del siglo XVI, a los pies de la sierra de Guadarrama se sabe que la Inquisición condena la simple fornicación y se establece un diálogo sobre la denuncia o no del hecho, pues el cura dice “supe deste negocio por Phelipe de Salamanca que me dio aviso dello como pastor que soy, porque lo remediara. Me dixo que si estaba obligado a decirlo en el Santo Oficio”, y el cura dijo “Le dixe que si el delincuente iba, no era menester, porque la inquisición era para castigar a los culpables, y así se castigaría. Pero si no iba, o iba con tardanza, entonces el Salamanca tenía obligación de denunciar del so pena de excomunión mayor.”
Después de andar diciendo de si tenía que ir a denunciarse a Toledo a la Santa Inquisición y que si no iba, Salamanca tendría que denunciarlo. Montero se hacía el remolón y a base de presionarle, al final consintió y marchó a denunciarse a Toledo portando una carta del Sr. cura en la que explicaba el caso a los jueces, testimoniando sobre la vida normal y buenas costumbres del culpable.
Al principio de este texto extraído del libro de Bartolomé Benassar, se dice del domingo de Lázaro, que corresponde al V domingo de Cuaresma, es decir, el domingo anterior al Domingo de Ramos, y este relato nos da la información del nombre de este tabernero del pueblo en 1570, Juan Montero, y también los nombres de los carreteros que fueron con Juan Montero a Navalcarnero a por vino, Andrés Benito, Pablo de Salamanca y Phelipe de Salamanca.
La acción del Santo Oficio en materia sexual, siempre se mantuvo en el plano de los principios. Persiguió sin descanso en la segunda mitad del siglo XVI todo lo que se oponía a la doctrina católica, nuevamente puntualizada, sobre lo que debe ser el matrimonio cristiano, provocando un retorno a la firmeza en principios que la Iglesia no había creado pero que aplicó de manera nueva.
Lo hecho por el Santo Oficio es el principio de una campaña tratando sobre la sexualidad, que no sabemos si tuvo éxito.
Esto es un resumen de parte del relato escrito por Bartolomé Benassar en el libro LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA, que nos mueve a pensar si la campaña promovida tuvo éxito, y ¿consiguió confinar o encerrar la sexualidad en los estrictos límites del matrimonio? La realidad es que el Rey Felipe IV, en 1623, cerró las casas públicas de todo el reino, y es probable que sin la preparación que hizo el Santo Oficio de esa propaganda inquisitorial, no se hubiera conseguido.
Aparte de las referencias inquisitorias sobre la fornicación, estas líneas encontradas en el libro de Benassar, nos dan el nombre del tabernero del Moral, que son las más antiguas encontradas en los documentos que he visto, y que se completan con las actas de las sesiones celebradas por el Concejo de Moralzarzal, siendo la primera un acta del 25 de diciembre de 1606 en la que se hizo la subasta de las tabernas del Moral y la del Zarzal, los dos núcleos urbanos que configuraron nuestro pueblo, y de los tres carreteros.
Antonio López Hurtado “Zárate”