A ambos lados del altar mayor y apoyados sobre sendos pedestales, se encuentran el sagrario, hecho por los hermanos Segovia Aparicio, Alfonso y Emilio, junto con Guillermo Balandín, y al otro lado se halla la imagen de San Miguel, patrono del pueblo, habiéndose sustituido en septiembre de 2001 la antigua talla por otra de mayor tamaño y con más colorido, colocada en el lugar donde antiguamente estaba el sagrario. 

Fijándose bien, se observa que la penúltima fila de piezas de piedra que se encontraban en el retablo donde había una especie de hornacina que albergaba la pequeña imagen de San Miguel, la que se ve en las fotos antiguas debajo de la cruz que remata el retablo, hoy día ya no existe, pues la hacer la reforma de 1993 no era posible colocar esas piezas pues daban en la cubierta. Hay que mencionar que esa cruz, que aún existe y que está colocada donde estaba la hornacina, es obra de otro vecino de nuestro pueblo llamado Mariano Ignacio López Martín, conocido como Mariano «Velilla».

Cuando se reformó la iglesia para poner el altar de manera que no estuviera pegado al retablo y que el sacerdote estuviera de cara a los feligreses como consecuencia del Concilio Vaticano II, el cual comenzó en octubre de 1962 y se clausuró en diciembre de 1965, el sagrario se retiró del centro del altar y se puso a la parte derecha, donde hoy día está la imagen de San Miguel Arcángel y cuando vino la nueva imagen del patrono del pueblo, se puso al otro lado del retablo, lugar donde está hoy día y en su lugar se quitó la imagen pequeña de San Miguel y se puso la nueva.  

El vecino Guillermo Balandín Segovia hizo la pieza en la que va encastrado el sagrario, con la dificultad que entrañaba el hacer el vaciado, pues el golpear a base de puntero suponía un peligro que podía provocar que se rompiera lo hecho hasta entonces, así que la pieza fue rebajada poniendo mucha atención y cuidado y como el hueco tenía unas dimensiones limitadas, no permitía manejarse al labrante con facilidad pues no cabían las manos con la maceta y el puntero, así que hubo que ingeniarse el labrar la piedra a base de punteros con una longitud inusual en esas herramientas que las preparaba el herrero Pablo de Antonio Berrocal. 

La pieza que alberga el sagrario tiene una zona central muy lisa. Parece pulida a máquina, como algunos opinan, pero Guillermo, su autor, me dijo que la pulió a mano con piedras de esmeril. La última pasada la hizo con una piedra especial que los canteros denominan “chocolate”.

Alfonso Segovia hizo las columnas que van encima de esa pieza y la cúpula del conjunto, empleando 8 jornadas en hacer esa labor y me contaba Alfonso que realizando las bolas que separan las columnas y la cúpula, su hermano Emilio tenía que sujetarlas con los pies para poder labrarlas.

Por aquellas fechas estaba prohibido trabajar en domingo, pero como eran tiempos difíciles y había que llevar el  sustento a la familia, no se podía dejar el trabajo que daba el jornal para casa, así que las labores para  hacer lo que es el altar y el frente o retablo al que iba adosado, además del solado del interior de la iglesia, se hicieron en domingo y fue el párroco de entonces, D. Pedro García Martín, el que pidió a la Guardia Civil que no denunciara a los voluntarios que hicieron esa obra.

Antonio López Hurtado Zárate