Sentí siempre admiración por quienes, al OÍR TOCAR CAMPANAS DE LA IGLESIA quedaban silenciosos, levantaban la cabeza y orientaban su oído en dirección del distante sonido metálico. Permanecían en actitud expectante, escuchándolo ensimismados para desentrañarlo. En un breve espacio de tiempo ERAN CAPACES DE EXPLICAR EL PORQUÉ DE AQUEL SONIDO que guardamos entre los RECUERDOS DE NUESTRA NIÑEZ. Recordar el sonido de las campanas nos hace sentirnos AFORTUNADOS A QUIENES NOS HEMOS CRIADO EN UN PUEBLO.

Ahora, nuestro querido ANTONIO ZARATE NOS EXPLICA la historia de las campanas de nuestra Iglesia de MORALZARZAL. Recordar es, de alguna manera, VOLVER A VIVIR.

Actualmente se usa el reloj para saber la hora, pero antiguamente era el tañer de las campanas lo que hacía de reloj y eran las de las iglesias las que daban información de acontecimientos o cosas rutinarias, y en tiempos de nuestros abuelos, por el toque se sabía qué hora del día era. Por el tañer de las campanas, con sus distintos toques que variaban de ritmo o que daban más o menos campanadas, nos informaban de alarmas, llamaban a oración, anunciaban el fallecimiento de algún vecino, y otros toques anunciando la llegada de un obispo u otra persona importante. En fiestas mayores de la Iglesia se anunciaba algún acontecimiento importante como el día de Resurrección, e incluso a veces permanecían en silencio, como ocurría en los días de Semana Santa entre Jueves Santo y Domingo de Resurrección.

Entre los toques antiguos, estaban «A rebato» que avisaba de algún peligro grave, el «Ángelus», que solía ser con tres golpes de campanas más un grupo final de 9, 12, o 33 golpes, y se tocaba a la 6 de la mañana, a las 12 y a las 6 de la tarde, remontándose esta tradición al siglo XIII con el fin de recordar la Anunciación de Nuestra Señora la Virgen María, aunque en el siglo XV se tocaba solamente al mediodía. «Animas», se tocaba a la puesta del sol y se hacía por las almas del purgatorio, después del Ángelus. «Difuntos», que se tocaba durante el camino hacia el cementerio con el difunto y hoy se da para anunciar el fallecimiento de un vecino, y es un toque lánguido, lento y espaciado con dos campanas. «Fuego», que se tocaban con varias campanas a la vez, rápidamente para que acudieran los vecinos a sofocar un incendio. «Repique», toque alegre a ritmo vivo señalando los actos de los días de fiesta, echando las campanas «a vuelo» volteándolas.
Hoy día, en la sacristía hay un cuadro de control de toques para realizarlos de forma automática, como son el de Repique, Difuntos, Ángelus y Volteo, y no se tocan las campanas como antiguamente, debido a quejas de vecinos, a los que les molesta oír.

Había también toques civiles como el que anunciaba llamada a Concejo, y se ve en documentos de actas del Ayuntamiento, y en 1781 hubo queja del Concejo cuando el cura párroco, D. Jacinto de las Marinas Valdés se negó a ese toque a la reunión del Concejo.

Antes de la guerra civil de 1936 había cuatro campanas, mas las requisaron para hacer munición para el ejército republicano, y ahora hay dos, pudiéndose ver en el “tercio» de la campana grande (se ve en la foto), «AÑO 1986”, el año en que se fabricó, y en la pequeña está puesto en la parte inferior que se denomina «medio», por encima de la franja inferior que es el «pie», y se ve también el yugo, que ahora es metálico,

Las campanas de nuestra iglesia se rompieron en la época en la que estaba de párroco D. Paco, y fue él el que las cambió, contactando con un tal Agapito, persona de una fundición que fabricaba campanas, y en 1986 se pusieron unas nuevas que fueron hechas en la fundición «QUINTANA» del pueblo palentino de Saldaña, en donde se dedican a fabricar campanas desde el año 1637. (por D. Antonio Zárate)