Basándonos en la opinión de Javier Paredes, profesor Titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá (ESPAÑA), que escribió un artículo en el periódico La Razón, en 08-12-2011, sobre el significado de la bandera de Europa, vamos a ver datos de lo escrito en ese artículo.

Esta bandera fue presentada por el Presidente del Consejo de Europa, Liam Cosgrave el 13 de diciembre de 1955, católico irlandés, bajo el lema de que «esta bandera no representa ni países, ni estados ni razas», y que ni las estrellas ni el fondo azul son propiamente símbolos religiosos, habiendo personas que defienden la presencia de un simbolismo católico en ella. Y esto se debe a que el propio autor del diseño, Arsène Heitz, declaró en 2004 en la revista Lourdes Magazine, haberse inspirado al leer el pasaje del Libro del Apocalipsis, capítulo 12, con el texto «Y un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza».

Arsène Heitz, artista octogenario de la ciudad de Estrasburgo, aunque su nombre no es muy conocido, sin embargo una de sus creaciones, se despliega al viento como símbolo de todos los europeos. En efecto, en 1950, el Consejo de Europa convocó un concurso de ideas para confeccionar la bandera de la recién nacida Comunidad Europea. Heitz, entre otros muchos diseñadores, presentó varios proyectos, y uno de ellos resultó ser el elegido, ése que hoy todos conocemos: doce estrellas sobre fondo azul.

Recientemente, Heitz ha desvelado a una revista francesa, cuál fue el motivo de su inspiración. En aquellas fechas, dice él, leía la historia de las apariciones de la Santísima Virgen en la Rue du Bac de París, que hoy es conocida como la Virgen de la Medalla de la Milagrosa, y según el artista, concibió las doce estrellas en círculo sobre un fondo azul, tal como la representa la iconografía tradicional de esta imagen de la Inmaculada Concepción. En principio, Heitz lo tomó como una «ocurrencia», entre las muchas que fluyen en la imaginación del artista; pero la idea despertó su interés, hasta el punto de convertirse en motivo de su meditación.

Por lo que dice el documento que vi, Heitz acostumbra a escuchar a Dios en su interior; es decir, reza con el corazón y con la cabeza. Se declara un hombre profundamente religioso y devoto de la Virgen, a quien ni un solo día deja de rezar el Santo Rosario, en compañía de su mujer. Y por todo ello concluye que, en su inspiración confluyen, además de sus dotes de artista, esas voces silenciosas que el cielo siempre pronuncia sobre los hombres de buena voluntad, de los que sin duda Heitz forma parte. Un artista que casi al final de su vida, y en el cénit de su carrera, puede proclamar, con la garantía de la autenticidad que concede ese momento, en el que las cosas que interesan son ya muy pocas, pero muy importantes, que se considera un hombre que ama a todo el mundo, pero sobre todo a la Santísima Virgen, que es nuestra madre.

Es cierto que ni las estrellas ni el azul de la bandera, son propiamente símbolos religiosos, lo que respeta las conciencias de todos los europeos, sean cuales sean sus creencias. En este sentido, cuando Paul M. G. Lévy, primer director del servicio de Prensa e información del Consejo de Europa, tuvo que explicar a los Miembros de la Comunidad Económica el sentido del diseño, interpretó el número de las doce estrellas, como «guarismo de plenitud», puesto que en la década de los cincuenta no eran doce ni los miembros de dicho Consejo, ni los de la Comunidad Europea. Sin embargo, en el alma de Heitz, habían estado presentes las palabras del Apocalipsis dichas anteriormente, y sin percatarse, quizás, los delegados de los ministros europeos adoptaron, oficialmente, la enseña propuesta por Heitz, en la fiesta de la Señora, el día 8 de diciembre de 1955.

Esta simbología de una corona con doce estrellas, suele aparecer en algunas representaciones del arte católico, lo que, junto con el hecho de que la bandera fue aprobada un 8 de diciembre, día de la Inmaculada (aunque se presentó a la prensa tres días después) y que posteriormente el Consejo de Europa inauguró un vitral para la catedral de Estrasburgo, en la que aparecen las doce estrellas del emblema europeo, ha llevado a algunos a creer en la presencia de simbolismo cristiano en el emblema europeo, a pesar de que el mismo Paul Lévy, que había ayudado en el diseño de la bandera y fue director de prensa del Consejo de Europa, afirmase que no había ninguna intención religiosa al elegir el círculo de doce estrellas. Muchas casualidades, como para que, a partir de ahora, no nos sea difícil descubrir entre los pliegues de nuestra bandera de europeos, la sonrisa y el cariño de Nuestra Madre, la Reina de Europa, dispuesta a echarnos una mano en ese gran reto, que nos ha propuesto el sucesor de San Pedro, Juan Pablo II: recristianizar el Viejo Continente con el ejemplo de nuestras vidas y el testimonio de nuestra palabra.

Los lectores son libres de interpretar lo que gusten, pero he expresado lo que vi que dijo Javier Paredes sobre el diseño de Arsène Heitz, y que, para mí, las doce estrellas representan las doce tribus de Israel.

Como dijo Juan Pablo II, el sucesor de San Pedro, el 9 de noviembre de 1982, en su visita a España, en el acto europeo que tuvo lugar en Santiago de Compostela “Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces.”

Antonio López Hurtado “Zárate”